¿QUIEN ES JESUS?

En el libro MAS QUE UN CARPINTERO , Josh McDowell explica  de una manera clara y sencilla ...¿quién es Jesús?. En esta página he escrito algunos párrafos de este libro.
                                                         ¿QUIEN ES JESUS?

Hace aproximadamente unos 2.000 años, Jesús entró a la raza humana, en una pequeña comunidad judía. Fue miembro de una familia pobre, de un grupo minoritario, residiendo en una de las naciones más pequeñas del mundo. Vivió aproximadamente 33 años, de los cuales sólo los últimos tres los dedicó al ministerio público.
Sin embargo, en todas partes del mundo la gente todavía le recuerda. La fecha en nuestros periódicos matutinos, dan testimonio de que la vida de Jesús ha sido la más extraordinaria que haya existido en este mundo.
Al preguntar a H.G. Wells, el renombrado historiador, cuál ha sido la persona que ha dejado la impresión más perdurable en la historia, replicó que, si juzgamos la grandeza de un personajes según su influencia en la historia : "De acuerdo a esa prueba, Jesús es el primero". De Ernest Renán citamos la siguiente observación: "Jesús fue el genio religioso más grande que ha existido. Su belleza es eterna y Su reino nunca tendrá fin. En todo los aspectos, Jesús es único y no hay nada que pueda compararse con El. Toda la historia es incomprensible sin Cristo".

¿QUE HACE A JESUS TAN DIFERENTE?
¿En qué sentido es Jesús diferente de otros líderes religiosos? ¿Por qué la gente no se ofende cuando oyen los nombres de Buda, Mahoma o Confucio? La razón es que ninguno de estos declaró ser Dios, pero Jesús sí lo afirmó.
No transcurrió mucho tiempo para que las personas que conocieron a Jesús se dieran cuenta que El estaba haciendo aseveraciones sorprendentes con respecto a Sí mismo. Estaba claro, sin duda alguna, que sus declaraciones le identificaban con alguien que era muchísimo más que un simple maestro o profeta. Era obvia la afirmación de Jesús de ser divino. Se presentaba como la única Vía para la comunión con Dios, la única Fuente para el perdón de los pecados y el único Camino para la salvación.
El meollo del asunto no está en lo que nosotros pensemos o creamos, sino en la afirmación de lo que Jesús declaró ser.
¿Qué nos dice el Nuevo Testamento referente a Jesucristo? A menudo oímos la expresión: "la Deidad de Cristo". Esto significa que Jesucristo es Dios.
Jesucristo es realmente un nombre y un título. El nombre, Jesús, se deriva de la forma griega del nombre Josué, cuyo significado es Jehová- Salvador, o el Señor salva. El título Cristo se derivó de la palabra griega que traduce Mesís (o de la palabra hebrea Mashiach- Daniel 9:26), y significa el Ungido. El título "Cristo", incluye dos funciones: la de rey y la de sacerdote. Su título afirma que Jesús es el Rey y Sacerdote prometido en las profecías del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento presenta categóricamente a Cristo como Dios. Los nombres que se le dan en el Nuevo Testamento son de tal naturaleza que solamente pueden ser atribuidos apropiadamente a Dios. Por ejemplo, a Jesús se le llama "Dios" en la siguiente declaración: "... aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13; compárese con San Juan 1:1; Hebreos 1:8; Romanos 9:5; 1Juan 5:20,21). Las Sagradas Escrituras le atribuyen características que sólo son ciertas en cuanto a Dios. Jesús es presentado como un Ser existente por Sí mismo (San Juan 1:4;14:6); omnipresente (San Mateo 28:20; 18:20), omnisciente ( San Juan 4:16; 6:64; San Mateo 17:22-27); omnipotente (Apocalipsis 1:8; San Lucas 4:39-55; 7:14,15; San Mateo 8:26,27); y como Uno que posee vida eterna (1 Juan 5:11,12,20; San Juan 1:4).
     Jesús recibió la honra y adoración que sólo se le rinde a Dios. En un enfrentamiento que tuvo con Satanás, Jesús le dijo: "Vete Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" (San Mateo 4:10)




















Sin embargo, Jesús recibió adoración como Dios (San Mateo 14:33; 28:9), y en ciertas ocasiones exigió que se le adorara como Dios (San Juan 5:23; compárese con Hebreos1:6; Apocalipsis 5:8-14). La mayoría de los seguidores de Jesús eran judíos, devotos que creían en un Dios verdadero. Eran monoteístas convencidos, no obstante, le reconocieron como el Dios encarnado. Debido a su vasta preparación rabínica, Pablo no estaría en la disposición de reconocer la deidad de Jesús, ni rendir adoración a un simple carpintero de Nazaret, y mucho menos a llamarle "Señor". Sin embargo, esto es lo que Pablo hizo. Le confesó como el Cordero de Dios, y como Dios, cuando dijo: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre" (Hechos 20:28).
Pedro, después de que Cristo le preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?", confesó: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (San Mateo 16:15,16). Jesús no corrigió la conclusión del discípulo, sino que reconoció la validez y el origen de dicha conclusión y dijo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que esdtá en los cielos" (San Mateo 16:17). Marta, una seguidora de Jesús le dijo: "...yo he creído que tú eres el Cristo (el Mesías) el Hijo de Dios, que has venido al mundo" (San Juan 11:27). Además está Natanael, quien pensaba que de Nazaret no podía salir algo bueno. El reconoció que Jesús era " el Hijo de Dios;... el Rey de Israel" (San Juan 1:49).
Cuando Esteban estaba siendo apedreado, "él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu" (Hechos 7:59).
El Evangelio según San Juan describe una acalorada discusión que se produjo entre Jesús y algunos judíos, porque Jesús sanó a un cojo el día sábado: "Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Sin embargo, Jesús les respondió: Mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto, los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios" (San Juan 5:16:18).


Jesús no sólo afirmó ser igual a su Padre, sino que también sostuvo que era uno con el Padre. "Yo y el Padre uno somos"(San Juan 10:30).
 

          Jesús se expresó continuamente de Sí mismo en el sentido de que El era uno en esencia y naturaleza con Dios. El afirmó osadamente: "si a mí me conociéseis, también a mi Padre conoceríais" (San Juan 8:19); "el que me ve, ve al que me envió" (San Juan 12:45); "El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece" (San Juan 15:23); "...paa que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió" (San JUan 5:23); etc. Estas citas indican claramente que Jesús se consideró más que un hombre: El es igual a Dios.
Jesús afirmó tener la potestad para perdonar pecados: "Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados" (San Marcos 2:5; véase también San Lucas 7:48-50). Según la ley judía, esto era algo que sólo Dios podía nacer. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? (San Marcos 2:7). De inmediato Jesús preguntó qué sería más fácil: "¿decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?.Lewis Sperry Chafer escribe: "Nadie en la tierra tiene autoridad ni derecho de perdonar pecados. Nadie podría perdonarlos, excepto Aquél contra quien todos han pecado. Cuando Cristo perdonó pecados, El los perdonó verdaderamente, no estaba ejerciendo una prerrogativa humana. Puesto que nadie que no sea Dios puede perdonar pecados, queda demostrado categóricamente que, al Cristo perdonar pecados, El es Dios".
No nos extrañe, pues, que los judíos reaccionaran de esa forma cuando un carpintero de Nazaret hizo tan osada afirmación. Este poder de Jesús para perdonar pecados es un asombroso ejemplo de cómo El ejerció una prerrogativa que sólo le corresponde a Dios. Un análisis de este testimonio de Cristo demuestra que El afirmó ser (1) el Hijo del Bendito (Dios); (2) el que se ha de sentar a la diestra del poder; y (3) el Hijo del Hombre que vendrá en las nubes del cielo. Cada una de estas afirmaciones es específicamente mesiánica. El efecto acumulativo de las tres es significativo. El Sanedrín, que era el tribunal judío, captó los tres puntos, y el sumo sacerdote respondió rasgando su vestidura y diciendo: "¿Qué más necesidad tenemos de testigos?"
Por fin lo habían oído ellos mismos. Fue declarado culpable por Sus propias palabras. En la mayoría de los juicios, a la gente se la juzga por lo que ha hecho; pero esto no ocurrió en el caso de Cristo. Jesús fue juzgado por quien era.

¿SEÑOR, MENTIROSO O LUNATICO?

       Jesús afirmó que era Dios. No dejó abierta ninguna otra opción. Su afirmación tiene que ser cierta o falsa. De modo que es algo que debemos considerar seriamente. En primer lugar, consideremos la posibilidad de que esta afirmación, de que El era Dios, sea falsa. Si fue falsa, entonces no nos quedan sino dos alternativas: O El sabía que era falsa tal afirmación o no lo sabía. Consideraremos cada alternativa por separado y examinaremos las evidencias.

¿FUE EL UN MENTIROSO?
   Si cuando Jesús hizo sus afirmaciones, sabía que El no era Dios, entonces mentía y engañaba deliberadamente a sus seguidores. Sin embargo, si El fue mentiroso, entonces también fue hipócrita, puesto que les dijo a otros que fueran honrados a cualquier costo, aunque El mismo enseñó y vivió una mentira descomunal. Aun más, El fue un demonio, pues les dijo a otros que confiaran en El con respecto a su destino eterno. Si El no podía respaldar sus afirmaciones, y lo sabía, entonces fue inexplicablemente malvado. Finalmente, también hubiera sido un tonto, pues por afirmar que era Dios, fue crucificado.
Muchos dirían que Jesús fue un buen maestro de moral. Seamos realistas. ¿Cómo pudo El haber sido un gran maestro de mral y con conocimiento de causa engañar al pueblo en el aspecto más importante de su enseñanza: su propia identidad?.
     Tendríamos que concluir lógicamente que El fue deliberadamente un mentiroso. Este concepto acerca de Jesús, sin embargo, no coincide con lo que sabemos, ya sea acerca de El, o de los resultados de su vida y enseñanzas. Dondequiera que el nombre de Jesús ha sido proclamado, hay vidas que han cambiado hacia el bien, naciones que han cambiado hacia lo mejor, ladrones que se han convertido en hombres honrados, alcohólicos que vuelven a la sobriedad, individuos llenos de odio que han llegado a ser canales de amor, personas injustas que han llegado a ser justas. Si Jesús quiso que el pueblo lo siguiera y creyera en El como Dios, ¿por qué se presentó a la nación judía? ¿Por qué tenía que ir como un carpintero nazareno a un país tan pequeño en tamaño y población y tan absolutamente adherido a la unidad indivisible de Dios? ¿Por qué no fue a Egipto o, aun mejor, a Grecia, donde creían en varios dioses y en sus múltiples manifestaciones?
    Alguien que viva como Jesús vivió, que enseñe como Jesús enseñó, y muera como Jesús murió no puede ser un mentiroso. ¿Cuáles son las otras alternativas?

¿FUE JESUS ACASO UN DEMENTE?
    Si es inconcebible que Jesús hubiera sido un mentiroso, entonces, ¿no hubiera podido El pensar de Sí mismo que era Dios, pero equivocadamente? Al fin y al cabo, es posible ser sincero y a la vez estar equivocado. Sin embargo, tenemos que recordar que el hecho de que alguno piense de sí mismo que es Dios, especialmente en una cultura ferozmente monoteísta, y luego decirles a otros que su destino eterno depende de creer en El, no es un leve vuelo de la fantasía, sino el pensamiento de un loco en el sentido mas amplio de esta palabra. ¿Fue Jesús un demente? Eso de creer alguno que es Dios puede sonarnos como si en la actualidad alguien creyera que es Napoleón. Estaría teniendo alucinaciones, se engañaría a sí mismo, y probablemente sería necesario encerrarlo para que no se hiciera daño, ni se lo hiciera a otros. Sin embargo, en Jesús no observamos las anormalidades ni el desequilibrio que puede notarse en los dementes. Su equilibrio y compostura ciertamente hubieran sido asombrosos si El hubiese estado loco.
Noyes y Kolb, en un interrogatorio médico, describen al esquizofrénico como una persona que es más abstracta que realista. El esquizofrénico desea escapar de la realidad. Enfrentémonos a esto: el hecho de creerse Dios ciertamente hubiera sido huir de la realidad. A la luz de las otras cosas que sabemos acerca de Jesús, es difícil imaginar que El estaba mentalmente perturbado. Aquí tenemos a un Hombre que habló algunas de las verdades más profundas de que se tenga noticia. Sus instrucciones han liberado a muchos individuos que se hallaban en esclavitud mental. Clark H. Ponnock pregunta: "¿Fue El un alucinado con respecto a su grandeza, un paranoico, un engañador sin mala intención, un esquizofrénico?

¿FUE JESUS EL SEÑOR?
  Personalmente no puedo llegar a la conclusión de que Jesús fue un mentiroso ni un loco. La única alternativa que queda es la de aceptar que El fue el Cristo, el Hijo de Dios, tal como lo afirmó. Como dijo el Apóstol Juan: "Estas (señales) se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre"; esto último es lo más importante (San Juan 20:31).
Las evidencias están claramente a favor de que Jesús es el Señor. Algunas personas, sin embargo, rechazan estas claras evidencias, por causa de las implicaciones morales que conllevan. No quieren enfrentarse a la responsabilidad ni a las implicaciones de llamarlo Señor.

¿QUE DICE LA CIENCIA?
       Muchas personas tratan de aplazar su dedicación personal a Cristo, al divulgar la hipótesis de que, si no se puede probar algo científicamente, tal cosa no es verdad ni digna de aceptación. Puesto que la deidad y la resurrección de Jesús, no se pueden probar científicamente, las personas del siglo veinte concluyen equivocadamente que no pueden aceptar a Cristo como Salvador ni creer en Su resurrección. Si el método científico fuera el único método para probar algo, no podrías probar que estuviste presente en tu primera hora de clase esta mañana, o que hoy almorzaste. No hay modo de repetir esos eventos en una situación controlada.
Esto es lo que se ha llamado la prueba histórica legal, que se basa en demostrar que algo es un hecho que está fuera de toda duda razonable. En otros términos, se llega a un veredicto basado en el peso de las evidencias. Esta prueba depende de tres tipos de testimonio: el testimonio oral, el testimonio escrito y la exhibición de objetos (tales como un rifle, una bala, una libreta). Si usamos el método legal para determinar lo que ocurrió, podemos probar muy bien, fuera de cualquier duda razonable que estuvimos en clase, esta mañana: los amigos nos vieron, tenemos los apuntes que tomamos en clase, el profesor nos recuerda.
El método científico no es apropiado para responder a preguntas como éstas: "¿Vivió Jorge Washington?" "¿Fue Martin Luther King un dirigente que defendió los derechos civiles?" "¿Quién fue Jesús de Nazaret?" "¿Fue Roberto Kennedy procurador general de los Estados Unidos de Norteamérica?" "¿Resucitó Jesucristo de entre los muertos?" Las respuestas para estas preguntas están fuera de la esfera de la prueba científica, y tenemos que colocarlas en el ámbito de la prueba legal. En otras palabras, el método científico, que se basa en la observación, la acumulación de datos, la hipótesis, la deducción yla verificación experimental para hallar y explicar las regularidades empíricas de la naturaleza, no tiene las respuestas finales para preguntas como éstas: "¿Se puede probar la resurrección?" "¿Se puede probar que Jesús es el Hijo de Dios?" Cuando los hombres y las mujeres confían en el método histórico legal, tienen que examinar la veracidad de los testimonios.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que la fe cristiana no es una fe ciega e ignorante, sino más bien una fe inteligente, racional. Cada vez que en la Biblia se invigta  a una persona para que ejerza la fe, se trata de una fe intgeligente. Jesús dijo en San Juan 8: "...conoceréis la verdad", no dijo: la ignoraréis. A Cristo se le preguntó: "¿cuál es el gran mandamiento en la ley?" El respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda ... tu mente". El problema que tienen muchas personas es que aparentemente se quedan en lo relacionado con el corazón. Los hechos relacionados con Cristo nunca les llegan a la mente. Dios nos dio una mente que ha sido renovada por el Espíritu Santo para que conozcamos a Dios, y también un corazón para amarlo y una voluntad para escogerlo. Mi corazón y mi mente fueron creados para trabajar conjuntamente en armonía. Nunca ha sido llamado un individuo para que cometa el suicidio intelectual al confiar en Cristo como Salvador y Señor.

                        ¿SON CONFIABLES
                      LOS DOCUMENTOS BIBLICOS?

           El Nuevo Testamento es la principal fuente histórica que nos provee información acerca de Jesús. Debido a esto, durante los siglos XIX y XX, muchos críticos han atacado la confiabilidad de los documentos bíblicos. Tal parece que hay una constante oleada de acusaciones que no tienen fundamento histórico, o que han sido descartadas por la investigación y por los descubrimientos arqueológicos.
Hoy los críticos de "la forma" dicen que el material fue divulgado oralmente hasta que fue escrito en la forma de Evangelios. Un duidadoso estudio en 1 Corintios 7:10, 12, 25 muestra la esmerada preservación y la existencia de una genuina tradición de escribir estas palabras. En la religión judía se acostumbraba que el estudiante aprendiera de memoria las enseñanzas de los rabinos. Un buen alumnos era como "una cisterna recubierta que no pierde una gota". Si confiamos en la teoría de C.F. Burney en su obra The Poetry of Our OLOrd, ("La poesía de nuestro Señor" , 1925), podemos asumir que mucha de la enseñanza de nuestro Señor fue dada en la forma poética del arameo, con lo cual se hacía fácil memorizarla.
A menudo, cuando hablo con alguien acerca de la Biblia, sarcásticamente responde que no puede confiarse en lo que dice la Biblia. ¿Por qué? Porque fue escrita hace casi dos mil años. Abundan los errores y las discrepancias. Respondo diciendo que puedo confiar en las Sagradas Escrituras. En seguida, presento un incidente que ocurrió durante una conferencia en una clase de historia. Yo aseguré que personalmente creía que había más evidencias que respaldaban la confiabilidad del Nuevo Testamento que las existentes en favor de cualquier grupo de diez obras de la literatura clásica en conjunto.
El profesor de la clase de historia, se sentó en una esquina con una sonrisita burlona, como si estuviera diciendo: "¡Caramba! ¡vaya, vaya!" Yo le pregunté "¿De qué se ríe usted?".
"De la audacia suya al hacer la declaración, en una clase de historia, de que el Nuevo Testamento es confiable". respondió. "Eso es ridículo".
Bien, realmente aprecio cuando alguno hace una declaración como ésa, porque siempre me gusta hacer la siguiente pregunta, la cual nunca me han contestado en forma positiva:
"Dígame, señor, desde su perspectiva como historiador, ¿cuáles son las pruebas que usted aplica a cualquier obra literaria o histórica para determinar si es exacta o fidedigna?
    Lo soprendente fue que él no tenía ninguna prueba. Inmediatamente le dije: "Yo si tengo algunas pruebas". Soy de la opinión que la confiabilidad histórica de las Sagradas Escrituras debe ser probada utilizando los mismos criterios con los cuales son probados los documentos históricos. El historiador militar C. Sanders enumera y explica los tres principios básico de la historiología. Son: la prueba bibliográfica, la prueba de las evidencias internas y la prueba de las evidencias externas.

LA PRUEBA BIBLIOGRAFICA
       La prueba bibliográfica es un examen de la transmisión textual mediante la cual los documentos llegaron hasta nosotros. En otras palabras, al no tener los documentos originales, ¿cuán confiables son las copias que tenemos en relación con el número de manuscritos, y el intérvalo de tiempo transcurrido entre el original y la copia existente?
Podemos apreciar la tremenda riqueza de autoridad del manuscrito del Nuevo Testamento, al compararlo con material textual procedente de otras fuentes antiguas notables. Tenemos a nuestra disposición la historia escrita por Tucídides (460-400 A.C.), la cual se basa sólo en ocho manuscritos que datan del año 900 A.D., es decir, de 1.300 años después que él escribiera. Los manuscritos de la historia de Herodoto son de una fecha igualmente posterior y escasos, sin embargo, como lo dice F.F. Bruce "Ningún erudito en literatura clásica estaría dispuesto a escuchar el argumento de que la autenticidad de Herodoto o de Tucídides sea puesta en duda por el hecho de que los manuscritos más primitivos de sus obras que podemos leer fueron escritos 1.300 años después de escritas las obras originales.
Aristóteles escribió su obra Poética alrededor de 343 A.C. Sin embargo, la más antigua copia que tenemos de ella data del 1.100 A.D. Eso quiere decir que entre el original y esta copia hubo un período de cerca de 1.400 años. Sólo existen cinco manuscritos de esta obra.
César compuso su Historia de las guerras gálicas entre el 58 y el 50 A.D. La autoridad de su obra, en lo que se refiere a manuscritos, se basa en nueve o diez manuscristos escritos mil años después de su muerte.
Cuando llegamos a la autoridad del Nuevo Testamento en lo que a manuscritos se refiere, en contraste, la abundancia de material es casi desconcertante. Después de los descubfimientos de los antiguos manuscritos en papiro que sirvieron como puente entre los tiempos de Cristo y el siglo segundo, otros manuscritos en abundancia salieron a la luz. Hoy existen más de 20.000 copias de manuscritos del Nuevo Testamento. De la Ilíada, por ejemplo, existen 643 manuscritos, y es la obra que ocupa el segundo lugar en cuanto a autoridad de manuscritos, después del Nuevo Testamento. La aplicación de la prueba bibliográfica al Nuevo Testamento nos confirma que, en lo que a manuscritos se refiere, tiene más autoridad que cualquier obra de la literatura clásica. Si agregamos a esa autoridad el hecho de que durante más de 100 años se le ha hecho una intensa crítica textual al Nuevo Testamento, uno puede concluir que se ha establecido un auténtico texto del Nuevo Testamento.

LAS PRUEBAS DE LAS EVIDENCIAS INTERNAS
       Lo único que ha determinado la prueba bibliográfica es que el texto que actualmente tenemos es el que originalmente se escribió. Los escritos del Nuevo Testamento sobre la vida y la enseñanza de Jesús fueron redactados por hombres que habían sido testigos oculares de los eventos reales y de las enseñanzas de Cristo, o por personas que relataron lo que les dijeron directamente los testigos oculares.
Lucas 1:1-3: " Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo"
2 Pedro 1:16:" Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad". 
1 Juan 1:3: "... lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros, y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo".
San Juan 19:35: "Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, paa que vosotros también creáis".
San Lucas 3:1: "En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia..."
Hechos 2:22:" Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismo sabéis.
Hechos 26:24-28: "Diciendo él estas cosasen su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. Mas él dijo: No estoy loco,excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignoa nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano".
   Los discípulos no podían exponerse a la presentación de datos inexactos, mucho menos a la manipulación maliciosa de los hechos, pues habrían sido descubiertos de inmediato por quienes se hubiesen sentido satisfechos de poder hacerlo. Pero sucedió todo lo contrario: uno de los puntos fuertes que surgen de la predicación inicial de los apóstoles, es la confianza con que apelan a los conocimientos que tenían aquellos que los escuchaban. No sólo dijeron: "Nosotros somos testigos de estas cosas", sino que agregaron, "como vosotros mismos sabéis" (Hechos 2:22).
"El ministerio de Jesucrfisto había dejado honda huella en la memoria de los habitantes de Jerusalén, y aun los incrédulos en cuanto a la misión mesiánica de Jesús reconocen que alguien ´poderoso en palabra y hechos´había recorrido los caminos de Galilea y de Judea, y que extraños acontecimientos que nunca se habían explicado satisfactoriamente, acontecieron en Palestina. El testimonio de Jesucristo y de sus apóstoles no se llevó a cabo en ´algún rincón´sino a la vista de todo el pueblo, desde los grandes hasta los pequeños".
Will Durant, quien se preparó para la disciplina de la investigación histórica y pasó su vida analizando documentos de la antigüedad, escribe: "A pesar de los prejuicios y de los conceptos teológicos preconcebidos de los evangelistas, ellos registran mucho incidentes que, si sólo hubieran sido inventores, los hubieran encubierto: la competencia entre los apóstoles para lograr los primeros puestos en el reino, la huida de ellos luego del arresto de Jesús, la negación de Pedro, el hecho de que Cristo no hizo milagros en Galilea, las referencias que algunos de sus oyentes hicieron a la posibilidad de que Jesús estaba loco, la incertidumbre inicial de Jesús con respecto a su misión, la confesión que El hizo de ignorancia con respecto al futuro, los momentos de amargura que experimentó, el clamor desesperado que expresó en la cruz. Nadie que esté leyendo estas escenas puede dudar de la realidad del Personaje que hay en ellas. Que unos pocos hombres sencillos hubieran inventado en una sola generación una Personalidad tan poderosa y atrayente, tan excelsa y ética y tan inspiradora de una visíón de hermandad humana, hubiera sido un milagro mucho más increíble que cualquiera de los que se registran en los Evangelios. Luego de dos siglos de alta crítica, los bosquejos de la vida, el carácter y la enseñanza de Cristo permanecen razonablemente claros, y constituyen el más fascinante rasgo de la historia del hombre occidental".

LA PRUEBA DE LAS EVIDENCIAS EXTERNAS
   La tercera prueba de la historicidad es la de las evidencias externas. Lo que se discute en este caso es si otro material histórico confirma o niega el testimonio interno de los documentos en cuestión. En otras palabras, ¿cuáles son las fuentes que existen, fuera de la literatura que se está analizando, que comprueban su exactitud, confiabilidad y autenticidad?
Dos amigos del apóstol Juan confirman la evidencia interna de los informes de Juan. El historiador Eusebio preserva escritos de Papias, arzobispo de Hierápolis (130 A.D.). "El Anciano (el apóstol Juan) acostumbraba decir también esto: "Y el Presbítero (el apóstol Juan) decía esto: Marcos, habiendo sido el intérprete de Pedro, escribió con mucha exactitud todo lo que él (Pedro) mencionó acerca de lo dicho y hecho por Cristo, aunque no ordenadamente. Porque Marcos no había oído al Señor ni lo había seguido, sino, como dije, a Pedro, él cual ajustaba sus enseñanzas según las necesidades y no como si estuviera haciendo una compilación de los dichos del Señor. Por lo tanto, Marcos no cometió errores al escribir las cosas tal como las menciona; y es que puso atención en una sola cosa: no omitir nada de cuanto había escuchado ni incluir ninguna declaración falsa entre todo ello".
La arqueología ofrece frecuentemente un poderoso testimonio externo. Contribuye a la crítica bíblica, no en sentido de la inspiración y de la revelación, sino por el hecho de las evidencias que provee sobre la exactitud de los acontecimientos que se narran. El arqueólogo Joseph Free escribe: "La arqueología ha confirmado innumerables pasajes que han sido rechazdos por los críticos por considerarlos antihistóricos o contradictorios de los hechos conocidos".
La arqueología hizo que Sir William Ramsey cambiara sus convicciones, al principio negativas, acerca de la historicidad de Lucas, y llegara a la conclusión de que el libro de Los Hechos era exacto en su descripción de la topografía, las antigüedades y la sociedad del Asia Menor.

          ¿QUIEN MORIRIA POR UNA MENTIRA?



              El cristianismo implica conocimiento del pasado que se fundamenta en el testimonio; de manera que podemos preguntar: "¿Fueron fidedignos, los testimonios orales originales acerca de Jesús? ¿Se puede confiar en que ellos transmiten correctamente lo que Jesús dijo e hizo?" Yo creo que sí.
Puedo confiar en el testimonio de los apóstoles porque, de aquellos 12 hombres, 11 murieron mártires por causa de dos cosas: la resurrección  de Cristo y su fe en El como Hijo de Dios. Ellos fueron torturados y flagelados, y finalmente se enfrentaron a la muerte, la cual se les aplicó por medio de algunos de los métodos más crueles entonces conocidos:

1)  Pedro, crucificado
2)  Andrés, crucificado
3)  Mateo, a espada
4)  Juan, murió de muerte natural
5)  Santiago, hijo de Alfeo, crucificado.
6)  Felipe, crucificado
7)  Simón, crucificado
8)  Tadeo, asesinado por las flechas enemigas.
9)  Santiago, el hermano de Jesús, apedreado.
10)Tomás, con una lanza.
11)Bartolomé, crucificado.
12)Santiago (Jacobo), hijo de Zebedeo, a filo  de espada.

      La respuesta que suele oírse detrás de todo esto es "¿Y eso qué, si mucha gente ha muerto por defender una mentira; de manera que, qué prueba ese hecho? Sí, mucha gente ha muerto por defender una mentira, pero porque pensaban que era la verdad. Ahora bien, si la resurrección nunca hubiera ocurrido ( si esto hubiera sido faldo), los discípulos lo hubieran sabido. No encuentro la manera de demostrar que ellos hubieran podido estar engañados. Por lo tanto, estos once hombres no sólo hubieran muerto por una mentira (aquí está el meollo del asunto) sino que también sabían que era una mentira. Sería difícil hallar un grupo de 11 personas en la historia que hayan muerto por defender una mentira, sabiendo que era mentira. Tenemos que estar enterados de varios facgtores a fin de poder apreciar lo que ellos hicieron. Primero, cuanto los apóstoles escribieron o hablaron, lo hicieron como testigos oculares de los acontecimientos que describían.
Pedro dijo: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad" (2 Pedro 1:16). Los apóstoles indiscutiblemente sabían la diferencia entre mito, leyenda y realidad.
Juan destacó la importancia del testimonio ocular para los judíos: "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Juan 1:1-3).
Lucas dijo: "Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escibírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo" (San Lucas 1:1-3).
Juan comienza la última parte de su Evangelio disciendo: "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro" (Juan 20:30).
El contenido principal de estos testimonios oculares estaba vinculado con la resurrección. Los apóstoles fueron testigos de la vida resucitada del Señor.

San Lucas 24:48                     Hechos  3:15
San Juan 15:27                      Hechos 4:33
Hechos 1:8                            Hechos 5:32
Hechos 2:24,32                      Hechos 10:39
Hechos 10:41                         1 Juan1:2
Hechos 13:31                         Hechos 22:15
1 Corintios 15:4-9                   Hechos 23:11
1 Corintios 15:15                    Hechos 26:16

       En segundo lugar, los apóstoles mismos tenían que estar convencidos de que Jesús había resucitado de los muertos. Al principio, no lo creyeron. Habían huido y se habían escondido (San Marcos 14:50). No titubearon en expresar sus dudas. Sólo creyeron después de tener ampliar y convincentes evidencias. Es lo que ocurrió con Tomás, quien dijo que no creería que Cristo había resucitado de los muertos hasta que pusiera el dedo en las marcas de los clavos. Posteriormente, Tomás murió como mártir por la causa de Cristo. ¿Estaba él engañado? El apostó su vida a que no estaba engañado.
Veamos ahora a Pedro. El negó a Cristo varias veces, mientras el Señor era juzgado. Finalmente, abandonó a Jesús. Sin embargo, algo le sucedíó a este cobarde. Poco tiempo después de la crucifixión y sepultura de Cristo, Pedro se presentó públicamente en Jerusalén a pesar de las amenazas de muerte, predicando intrépidamente que Jesús era el Cristo y que había resucitado. Finalmente, Pedro fue crucificado con la cabeza hacia abajo. ¿Estába él engañado? ¿Qué le había ocurrido? ¿Qué era lo que lo había transformado en forma tan dramática en un osado león por la causa de Jesús? ¿Por qué estaba dispuesto a morir por Cristo? La única explicación que me satisface está en 1 Corintios 15:5: "y que apareció a Cefas (Pedro)" (Vease San Juan 1:42).
Un ejemplo clásico de un hombre convencido contra su propia voluntad fue el de Jacobgo, el hermano de Jesús (veáse San Mateo 13:55; San Marcos 6:3). Aunque Jacobo no fue uno de los doce apóstoles originales (San Mateo 10:2-4), fue posteriormente reconocido como tal (Gálatas 1:19), como también lo fueron Pablo y Bernabé (Hechos 14:14). Cuando el Señor estaba vivo, Jacobo no creyó en su hermano Jesús como el Hijo de Dios (San Juan 7:5). Tanto él, como sus hermanos y hermanas, pudo haberlo despreciado, "¿Quieres que el pueblo crea en ti? Bien, ¿ por qué no te vas a Jerusalén y haces allí tus obras? " Par Jacobo tuvo que haber sido humillante el hecho de que Jesús andaba por los alrededores trayéndole ridículo a la familia mediante sus afirmaciones ("Yo soy el camino, y la verdad yla vida; nadie viene al Padre sino por mí", San Juan 14:6; "Yo soy el buen pastor;... y ... mis ovejas... me conocen", Juan 10:14).
Sin embargo, algo le ocurrió a Jacobo. Después que Jesús fue crucificado y sepultado, hallamos a Jacobo predicando en Jerusalén. Su mensaje era que Jesús murió por los pecados, resucitó y está vivo. Con el tiemp, Jacobo llegó  a ser una de las columnas de la Iglesia en Jerusalén, y escribió un libro: La epístola universal de Santiago. Lo comenzó de la siguiente manera: "Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo". Se refería a su Hermano. Posteriormente, Santiago murió como mártir, apedreado por orden de Ananías el sumo sacerdote (Josefo). ¿Estaba engañado Jacobo? ¡No! La única explicación posible se halla en 1 Corintios 15:7: "Después apareció a Jacobo".
Si la resurrección fue una mentira, los apóstoles los hubiesen ssabido. ¿Estaban ellos perpetuando un fraude colosal? Esa posibilidad es incompatible con lo que sabemos acerca de la calidad moral de sus vidas. Ellos condenaron personalmente la mentira y dieron importancia a la veracidad. Animaron al pueblo a conocer la verdad.
Los seguidores de Jesús no hubieran podido enfrentarse a la tortura y a la muerte, a menos de que hubiesen estado absolutamente convencidos de la resurrección de Jesús. La unidad de su mensaje y el desarrollo posterior de su conducta fue sorprendente. Cabe la posibilidad de que haya discrepancias en un grupo numeroso; sin embargo, todos ellos estuvieron totalmente de acuerdo en cuanto al hecho de la resurrección. Si ellos estaban engañados, es difícil explicar por qué ninguno de ellos cedió al estar sometido a presión.
Un escritor desconocido narra descriptivamente los cambios que ocurrieron en la vidas de los apóstoles: "El día de la crucifixión estaban llenos de tristeza; el primer día de la semana, de alegría. En la crucifixión estaban sin esperanza; el primer día de la semana, sus corazones se iluminaron de certidumbre y esperanza. Cuando les llegó por primera vez el mensaje de la resurrección, se manifestaron incrédulos y fue difícil convencerlos, pero tan pronto como llegaron a estar seguros de este hecho, nunca volvieron a dudar de él. ¿Cuál sería la explicación de tan sorprendente cambio en estos hombres en un tiempo tan corto? El sólo hecho de que el cuerpo haya sido removido del sepulcro nunca hubiera podido transformar sus espíritus y caractéres. Tres días no hubieran sido suficientes para que brotara una leyenda que los afectara tanto.
Se necesita tiempo para un proceso de crecimiento legendario. Lo que a ellos les sucedió es un hecho psicológico que demanda una completa explicación. Pensemos en el carácter de los testigos: hombres y mujeres que le dieron al mundo la enseñanza ética mas elevada que jamás se haya conocido, y que, según el testimonio de sus enemigos, la pusieron en práctica en sus vidas. Pensemos en el absurdo psicológico de imaginarnos a un grupito de individuos deprimidos, que un día estaban encogidos de miedo en el Aposento una compañía que ninguna persecución pudo silenciar; y luego tratar de atribuir este dramático cambio a nada más convincente que una invención que ellos estaban tratando de imponer al mundo. Simplemente, eso carece de sentido".
Los apóstoles se sometieron a la prueba de la muerte para confirmar la veracidad de lo que proclamaban. Creo que puedo confiar en este testimonio más que en el de la mayoría de las personas que encuentro hoy, individuos que no están dispuestos ni siquiera a pasar al otro lado de la calle en apoyo de lo que creen y, mucho menos a morir por esa causa.
 

          ¿PARA QUE SIRVE UN MESIAS MUERTO?

    
              El problema que ocurrió con los apóstoles fue que su buena causa murió en la cruz. Ellos creyeron que Jesús era el Mesías. Jamás pensaron que El podía morir. Estaban convencidos de que el reino de Dios sería establecido por El, y que reinaría sobre el pueblo de Israel.


                         
         A fin de comprender la relación de los apóstoles con Cristo, y entender por qué la cruz les resultaba incomprensible, debemos captar la actitud que había hacia el Mesías en el tiempo de Cristo.
La vida y las enseñanzas de Jesús estaban en serio conflicto con la especulación mesiánica de los judíos de ese entonces. Desde la infancia, se le enseñaba al judío que cuando el Mesías viniera, sería un líder dominante, victorioso y político. El libraría a los judíos del poder extranjero y restauraría a Israel al lugar que le correpondía. La noción de un Mesías sufriente era "completamente extraña a la concepción judía del mesianismo".
E.F. Scott nos da su explicación con respecto al tiempo de Cristo: "Fue un período de intensa excitación. Los líderes religiosos sedieron cuenta que era casi imposible reprimir el fervor del pueblo, que en todas partes esperaba la aparición del Libertador prometido. Esta esperanza, sin ninguna duda, había aumentado por los recientes sucesos históricos.
"Durante más de una generación, los romanos se habían inmiscuido en la vida del pueblo judío, y sus medidas represivas incitaban el espíritu patriótico hacia la revolución. El sueño de una liberación portentosa, y de un Mesías reu que la ejecutaría, adquirió un nuevo significado en ese tiempo crítico. Sin embargo, eso no era nada nuevo. Detrás del fermento del cual tenemos evidencia en los Evangelios, podemos discernir un largo período de creciente anticipación.
"Para el pueblo en general, el Mesías seguía siendo lo que había sido para Isaías y sus contemporáneos: el Hijo de David que traería victoria y prosperidad a la nación judía. A la luz de las referencias del Evangelio, difícilmente se puede dudar de que la concepción popular que se tenía del Mesías era principalmente nacional y política"
El erudito judío Joseph Klausner escribe: "El Mesías llegó a ser cada vez más, no sólo un prominente jefe político, sino también un hombre de prominentes cualidades morales".
Cuando Jesús predijo sus sufrimientos y crucifixión, los doce apóstoles no pudieron ni siquiera imaginarse lo que quería decir (San Lucas 18:31-34). Debido a sus tradiciones y formación religiosa, los apóstoles creían haber dado con la solución de sus problemas. Luego llegó el Calvario. Se diluyeron todas las esperanzas de que Jesús fuera su Mesías. Desanimados, regresaron a sus hogares. ¡Habían perdido todos esos años!.
El doctor George Eldon Ladd, profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Fuller, en Pasadena, California, escribe "Esta fue también la razón por la cual sus discípulos lo abandonaron en cuanto fue arrestado. Sus mentes estaban totalmente persuadidas con la idea de un Mesías conquistador, cuyo papel era el de someter a sus enemigos. Sin embargo, cuando lo vieron aparentemente vencido y derramado sangre bajo la furia de los latigazos, como prisionero indefenso en las manos de Pilato, y que después fue sacado de la ciudad, se despedazaron todas las esperanzas mesiánicas que habían puesto en Jesús. Es un hecho psicológico que sólo oímos aquello que estamos preparados para comprender. Las predicciones de Jesús con respecto a sus sufrimientos y muerte cayeron en oídos sordos. Los discípulos, no obstante las continuas advertencias de El, no estaba preparados para comprender la magnitud de su alcance..."
Unas pocas semanas después de la crucifixión, a pesar de sus dudas anteriores, los discípulos estaban en Jerusalén proclamando a Jesús como Salvador y Señor, como el Mesías de los judíos. La única explicación razonable que puedo ver en este cambio, se halla en 1 Corintios 15:5: "...apareció... después a los doce". ¿Qué otra cosa habría producido que los desalentados discípulos se lanzaran a testificar, sufrir, y morir por un Mesías crucificado? Indudablemente tuvo que ser cirto que El "se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios" (Hechos 1:3).
Si, muchas personas han muerto por una causa buena, pero la causa noble de los apóstoles murió en la cruz. Sólo la resurrección y el posterior contacto con Cristo convenció a sus seguidores de que El era el Mesías. De esto dieron ellos testimonio, no sólo con sus labios y sus vidas, sino con su propia muerte.



  ¿SE ENTERO DE LO QUE LE OCURRIO A SAULO?

                              
           Uno de los testimonios más influyentes dentro del cristianismo lo constituyó el hecho de que Saulo de Tarso, quizás el antagonista más encarnizado del cristianismo, llegara a ser el apóstol Pablo. Saulo era un hebreo fanático, un líder religioso. El hecho de haber nacido en Tarso le dio la oportunidad de estar en contacto con la cultura más avanzada de su tiempo. Tarso era una ciudad universitaria que se destacaba por su cultura y sus filósofos estoicos. Estrabo, el famoso geógrafo griego, alabó a Tarso por estar tan interesada en la educación y la filosofía.
Pablo, como su padre, tenía la ciudadanía romana, un privilegio muy distinguido. Parecía estar bien versado en la cultura y en el pensamiento helénico. Tenía gran dominio de la lengua griega y desplegó su habilidad dialéctica. Pablo, citó palabras de los poetas y filósofos menos conocidos:
Hechos 17:28: " Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos" (Arato, Cleanto).
1 Corintio 15:33: "No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres" (Menandro).
Tito 1:12: "Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos" (Epaminondas).
   
      La educación de Pablo fue judía y la recibió bajo la estricta doctrina de los fariseos. Cuando tenía alrededor de 14 años de edad, fue enviado a estudiar bajo la dirección de Gamaliel, uno de los más grandes rabinos de su tiempo, el nieto de Hillel. Pablo afirmaba que él no sólo era fariseo, sino hijo de fariseo (Hechos 23:6).  El se podía jactar: "...y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres". (Gálatas 1:14).
     Si uno ha de comprender la conversión de Pablo, es necesario que entienda por qué era tan vehementemente anticristiano: la razón era su devoción a la ley judía, y esto fue lo que provocó su tremendo odio a Cristo y a la Iglesia primitiva.
   "Pablo se sentía insultado con el mensaje cristiano", nos dice Jacques DuPont, "no por causa de la afirmación de que Jesús era el Mesías (sino)... porque le atribuía a Jesús el papel de Salvador, con lo cual se le quitaba a la ley todo valor en el propósito de la salvación... (Pablo fue) violentamente hostil a la fe  cristiana, como resultado de la importancia que él le acreditaba a la ley como camino de salvación".
Después, algo le ocurrió a Pablo: "Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? " Y le dijo: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón". El, temblando y temeroso, dijo: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" Y el Señor le dijo: "Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer". Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
"Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: ´Heme aquí, Señor´. Y el Señor le dijo ´Levántante, y ve a la calle que se llama Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista´" (Hechos 9:1-12)
Pablo no sólo vio a Jesús, sino que lo vio de un modo irresistible. El no proclamó el Evangelio porque no tenía otras opciones, sino por necexsidad: "Porque me es impuesta necesidad; y ¡ ay de mí si no anunciare el evangelio! (1 Corintios 9:16).
Nótese que el encuentro de Pablo con Jesús, y la subsecuente conversión, fueron repentinos e inesperados. "Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo". (Hechos 22:6) Pablo no tenía ninguna idea de quién podría ser ese personaje celestial. El anuncio de que era Jesús de Nazaret, lo dejó atónito y atemorizado.
En primer lugar, el carácter de Pablo fue dramáticamente transformado.
En segundo lugar, se transformó la relación de Pablo con los seguidores de Jesús. "Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco" (Hechos 9:19).
En tercer lugar, el mensaje de Pablo fue transformado. Aunque toda´vía amaba su herencia judía, se había cambiado de un amargado antagonista de la fe cristiana a un determinado protagonista. "En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios". (Hechos 9:20). Las convicciones intelectuales de Pablo habían cambiado.
El nuevo concepto que él tenía de Cristo significaba una revolución total para su pensamiento.
También, ahora podía comprender que la muerte de Cristo en la cruz, la cual había parecido como una maldición de Dios y el deplorable fin de una vida, fue realmente el medio por el cual Dios, a través de Cristo, estaba reconciliando al mundo consigo mismo. Pablo llegó a entender que, por medio de la crucifixión, Cristo llegó a ser maldición por nosotros (Gálatas 3:13), y que (Dios) "lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (2 Corintios 5:21) En vez de ser una derrota, la muerte de Cristo fue una gran victoria, coronada por la resurrección. La cruz ya no era una "piedra de tropiezo", sino la esencia de la redención mesiánica de Dios.
En cuarto lugar, la misión de Pablo fue transformada. Antes era uno que odiaba a los gentiles, y llegó a ser un portavoz del Evangelio a los gentiles. Dejó de ser un judío zelote, para ser un predicador a los gentiles. Como judío y fariseo que era, consideraba a los despreciables gentiles como inferiores al pueblo escogido por Dios. La experiencia de Damasco lo convirtió en un dedicado apóstol, y la meta de su misión era la de servir a los gentiles. Pablo comprendió que el Cristo que le había aparecido a él era el Salvador para todos los pueblos. Pablo dejó der ser un fariseo ortodoxo cuya misión era la de preservar el estricto judaísmo, para ser un propagador de la nueva secta radical llamada cristianismo, a la cual él se había opuesto tan violentamente.
Hubo tal cambio en él que "todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? " (Hechos 9:21). Pablo declaró vez tras vez que el Jesús viviente y resucitado había transformado su vida. Estaba tan convencido de la resurrección de Cristo de entre los muertos, que por esta fe, murió como mártir.

      ¿SE PUEDE APLASTAR A UN HOMBRE BUENO?

            De acuerdo a las costumbres funerarias de los judíos, el cuerpo de Jesús fue envuelto en un lienzo. Unas 100 libras de especias aromáticas, mezclasas hasta formar una sustancia pegajosa, se aplicaron a los lienzos de tela que le fueron colocados alrededor del cuerpo.
Después de que el cuerpo fue colocado en una tumba cavada en la roca, una piedra, sumamente grande (que aproximadamente pesaba dos toneladas), fue rodada por medio de palancas, y colocada en la entrada al sepulcro.
Una guadia romana, compuesta por hombres rigurosamente disciplinados, fue asignada para custodiar el sepulcro. El temor al castigo "produjo una perfecta atención al deber, especialmente enlas vigilias de la noche". Esta guardia colocó en la tumba el sello romano que indicaba poder y autoridad. El sello tenía el propósito de impedir que la tumba fuera profanada.
Cualquiera que hubiera tratado de mover la piedra de la entrada del sepulcro habría roto el sello y, como consecuencia, la justicia romana habría actuado con su severidad tradicional.
Sin embargo, la tumba estaba vacía.



 LA TUMBA VACIA

               Los seguidores de Jesús dijeron que El había resucitado de los muertos. Anunciaron que Jesús se les apareció durante un período de 40 días, manifestándoseles, y dando muchas "pruebas indubitables" (algunas versiones dicen: "pruebas infalibles") Pablo, el apóstol, dijo que Jesús apareció a más de 500 de sus seguidores al mismo tiempo, la mayoría de los cuales todavía vivían y podían confirmar lo que Pablo escribió.
¿Cómo podemos explicar el hecho de la tumba vacía? ¿Será posible explicarlo asignándole una causa natural?. Basados en las abrumadoras evidencias históricas, los cristianos creemos que Jesús resucitó corporalmente en el tiempo y en el espacio mediante el poder sobrenatural de Dios. Las dificultades para creer esto pueden ser grandes, pero los problemas que conlleva la incredulidad presentan dificultades para creer esto pueden ser grandes, pero los problemas que conlleva la incredulidad presentan dificultades mucho mayores.
La situación de la tumba, luego de la resurrección, es significativa. El sello romano fue roto, lo cual hacia significaba la crucifixión automática con la cabeza hacia abajo de aquellos que lo rompieron. La gran piedra fue quitada y removida, no sólo de la entrada del sepulcro, sino de toda la zona del sepulcro como tal, parecía como si alguien la hubiera levantado y la hubiera llevado. La guardia había huido. Justino, en su Resumen 49:16 enumera 18 faltas por las cuales un pelotón de guardia hubiera podido ser condenado a muerte. Entre éstas se incluye el quedarse dormido o dejas sin guardia la posición que se le asignó.
Las mujeres llegaron y hallaron la tumba vacía, sintieron pánico y regresaron a contárselo a los hombres. Pedro y Juan corrieron hacia la tumba.
Juan llegó primero pero no entró en ella. Miró hacia adentro, y allí estaban los lienzos funerarios, un poco ahuecados, pero la vio vacía. El cuerpo de Cristo había pasado a través de los lienzos hacia una nueva existencia. Reconocemos que esto haría que creyeras, al menos por el momento.
Las teorías que se ofrecen para explicar la resurrección basadas en causas naturales son débiles; y más bien ayudan a robustecer la confianza en la verdad de la resurrección.

LA TEORIA DE LA TUMBA EQUIVOCADA
   Una teoría defendida por Kirsopp Lake asume que las mujeres que informaron que el cuerpo no estaba en la tumba, fue porque habían ido a otro sepulcro. Si fue así, entonces los discípulos que acudieron a comprobar el anuncio de las mujeres también debieron equivocarse de tumba. Es evidente, sin embargo, que las autoridades judías, que habían pedido que una guardia romana vigilara el sepulcro para impedir que el cuerpo fuera robado, no se hubieran equivocado con respecto a la localización de la tumba. Tampoco se equivocaron los guardia romanos, pues ellos estuvieron allí.
Si hubiera habido otra tumba relacionada con este asunto, las autoridades judías no hubieraqn perdido tiempo, sino que hubiesesn exhibido el cuerpo que estaba en la verdadera tumba, silenciando para siempre y en forma eficaz, cualquier rumor acerca de la resurrección.
Otro intento que se hace para explicar la resurrección afirma que las apariciones de Jesús después de la resurrección fueron ilusiones o alucinaciones colectivas. Esta teoría carece del apoyo de los principios psicológicos que rigen a las apariciones y alucinaciones. Tampoco coincide con la situación histórica, ni con el estado mental de los apóstoles.
De modo que, ¿dónde estaba el verdadero cuerpo, y por qué no fue exhibido?

LA TEORIA DEL DESVANECIMIENTO
   Popularizada por Venturini hace varios siglos, y citada con mucha frecuencia actualmente, la teoría del desvanecimiento dice que Jesús realmente no murió; sino que solamente se desmayó por el agotamiento y la pérdida de sangre. Todos pensaron que había muerto, pero posteriormente se reanimó, y los discípulos creyeron que había resucitado.
Samuel Vila, conocido por sus escritos de carácter apologético rebatiendo la obra escrita por Ibarreta, La religión  al alcance de todos, al analizar una posible reanimación natural de Cristo en el sepulcro, responde: "Esta hipótesis sólo tiene la ventaja de ser un poco más absurda que las anteriores porque participa de los inconvenientes de ambas (alucinación, robo del cuerpo, fraude, etc.) sin aportar ninguna ventaja. En efecto: ¿cómo podía un cuerpo herido, debilitado por la pérdida de sangre y por los tormentos que antecedieron a la crucifixión, traspasado por la lanza del soldado, y embalsamado con unas 100 libras de ungüento aromático, dentro de un estrecho sarcófago (lo que por sí solo habría bastado para asfixiarle) volver a la vida, levantar una epsada losa que cuatro mujeres no serían capaces de remover, y encaminarse por sí mismo al cenáculo de Jerusalén?.

LA TEORIA DEL CADAVER ROBADO
       Otra teoría muy divulgada, sostiene que los discípulos los robaron el cadáver de Jesús mientras la guardia dormía. La depresión y la cobardía de sus seguidores, es un argumento muy sólido contra la posibilidad de que, repentinamente, los discípulos se convirtieran en hombres decididos, capaces de enfrentarse a los disciplinados soldados que custodiaban la tumba, e impunamente robaran el cadáver de Jesús. Es evidente que ninguno de ellos estaba en condiciones, ni siquiera, de intentar una hazaña semejante.
Si las autoridades hubieran tenido el cuerpo en su poder o sabían dónde estába, ¿por qué, cuando los discípulos anunciaron la resurrección, no explicaron que ellos habían tomado el cuerpo?. Si ellos lo tenían, ¿por qué no explicaron exactamente dónde estaba? ¿Por qué no recuperaron el cadáver, lo pusieron en una carreta y lo llevaron por el centro de Jerusalén? Dicha prueba ciertamente, habría destruido al cristianismo.
El doctor John Warwick Montgomery comenta: "Se necesita credibilidad para aceptar que los cristianos primitivos pudieron haber inventado la leyenda y luego haberla predicado entre aquellos individuos que fácilmente hubieran podido refutarla simplemente exhibiendo el cuerpo de Jesús".


QUE SE IDENTIFIQUE EL VERDADERO MESIAS
          En el Antiguo Testamento hay 60 profecías mesiánicas principales, y aproximadamente 270 ramificaciones que se cumplieron en una persona, Jesucristo. Es útil ver todas estas predicciones que se cumplieron en Cristo como Sus "señales". Probablemente usted nunca se ha dado cuenta de la importancia que los detalles de su nombre y de su dirección tienen, y sin embargo, estos detalles son los que le diferencian de los cuatro mil millones de personas que habitamos en este planeta.

UNA DIRECCION EN LA HISTORIA
         Indiscutiblemente, Dios estaba escribiendo una "dirección" en la historia que sólo se podría cumplir en el Mesías. Ha habido aproximadamente unos 40 hombres que han reclamado ser el Mesías judío. Sin embargo, sólo Uno, Jesucristo, citó las profecías cumplidas para corroborar sus afirmaciones,y solamente sus credenciales respaldaron esas afirmaciones.
Para empezar, necesitamos acudir a Génesis 3:15, donde encontramos la primera profecía mesiánica. En toda la Escritura, sólo un Hombre nació de la "simiente" de una mujer; todos los demás nacieron de la simiente de un hombre. La "simiente" se refiere a Uno que habría de venir al mundo para deshacer las obras del diablo ("herirlo en la cabeza").
        Necesitamos acudir a Génesis 3:15, donde encontramos la primera profecía mesiánica. En toda la Escritura, sólo un Hombre nació de la "simiente" de una mujera; todos los demás nacieron de la simiente de un hombre. La "simiente" se refiere a Uno que habría de venir al mundo para deshacer las obras del dialbo (" herirlo en la cabeza").
En Génesis 9 y 10 Dios delimitó la "dirección" aun más. Noé tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Todas las naciones que hoy existen en el mundo provienen de estos tres hombres. En esta declaración Dios eliminó dos tercios de las naciones de la línea del Mesías. El Mesías vendría por la línea de Sem.
Luego, pasando al año 2000 A.C. hallamos que Dios llamó a un hombre llamado Abraham para que saliera de Ur de los Caldeos. Con Abraham, Dios se hizo aun más específico, al declarar que el Mesías sería uno de sus descendientes. Todas las familias de la tierra serían bendecidas por medio de Abraham llegó a ser padre de dos hijos, Isaac e Ismael, muchos de los descendientes de Abraham fueron descartados cuando Dios seleccionó al segundo de los hijos de Abraham; Isaac.
Isaac tuvo dos hijos: Jacob y Esaú, y Dios escogió el linaje de Jacob. Jacob tuvo 12 hijos, y de allí se originaron las doce tribus de Israel. Entonces Dios escogió la tribu de Judá como tribu mesiánica, y así descartó a once de las doce tribus israelitas. Y entre todas las familias de la tribu de Judá, la familia de Isaí fue la divinamente escogida. Uno puede ver aquí la probable la estructura. Isaí tuvo ocho hijos y en 2 Samuel 7:12-16, y en Jeremías 23:5, la Biblia dice cómo Dios excluyó a las siete octavas partes de la estirpe familiar de Isaí. Leemos que el Hombre de Dios no sólo sería de la simiente de una mujer, del linaje de Sem, de la raza de los judíos, del linaje de Isaac, del linaje de Jacob, de la tribu de Judá, sino también que sería de la casa de David.
Un profecía que data del año 1012 A.C., también predice que las manos y los pies de este Hombre serían horadados (es decir, El sería crucificado). Esta descripción fue escrita unos 800 años antes que los romanos emplearan este castigo.
En Isaías 7:14 se predice que nacería de una virgen: un nacimiento natural de una concepción sobrenatural, un criterio más allá de la posibilidad humana para planearlo o controlarlo. Varias profecías que se registran en Isaías y en los SAlmos, describen el ambiente social que el Hombre de Dios encontraría y la respuesta que recibiría, su propio pueblo, el pueblo judío, lo rechazaría, y los gentiles creerían en El. Habría un precursos (Isaías 40:3; Malaquías 3:1), que sería una voz en el desierto, prepararía el camino delante del Señor. Este fue Juan el Bautista.

TREINTA PIEZAS DE PLANTA

               Nótese, también las siete ramificaciones de una profécía que van precisando cada vez más el drama. Dios indica que el Mesías (1) sería traicionado, (2) por un amigo, (3) que sería vendido por 30 piezas, (4) de plata, (5) que serían arrojadas al suelo, (6) del Templo, y (7) que se invertirían en la compra del campo del alfarero.
En Miqueas 5:2, Dios elimina todas las ciudades del mundo y seleccion a Belén, una ciudadela con menos d 1.000 habitantes, como el sitio del nacimiento del Mesías. Después, en una serie de profecías, Dios incluso define el tiempo general en que llamará al Hijo del Hombre. Por ejemplo, en Malaquías 3:1, y en otros cuatro versículos del Antiguo Testamento se indica que el Mesías vendría mientras todavía estuviera elo Tempo de Jerusalén. Esto es de gran significado cuando comprendemos que el Templo fue destruido en el año 70 A.D., y desde entonces, no ha sido reconstruido.
Así que fueron predichos : el linaje preciso, el lugar, el tiempo, y el modo como había de nacer; las reacciones del pueblo, la traición y cómo moriría. Estos son sólo una breve selección de los muchísimos y variados detalles que constituyen la "dirección" que Dios ha dado para identificar a su Hijo, el Mesías, el Salvador del mundo.
"Ahora bien, estas profecías fueron dadas por inspiración de Dios, o los profetas simplemente escribieron lo que ellos pensaban que debían escribir. En este útlimo caso, los profetas sólo tenían una posibilidad en cada cien mil billones de posibilidades de que se cumplieran en algún hombre; pero todas ellas se cumplieron en Cristo. Esto significa que el sólo cumplimiento de estas ocho profecías en Cristo prueba que Dios inspiró la Escritura, de una manera tan categórica que sólo carece de una posibilidad en cada cien mil billones para que sea absoluta".

OTRA OBJECION
          El tiempo de su venida; la manera de su nacimiento; la traición de Judas y el precio de la traición; el modo de su muerte; la reacción de la gente: las burlas, las escupidas, el hecho de que se quedarían mirándolo; de echar suertes sobre sus ventidos; que no romperían su manto, etc. La mitad de estas profecías están fuera de la posibilidad de que El las hubiera cumplido intencionalmente. El no podía ingerniárselas para nacer de la simiente de la mujer, del linaje de Sem, de los descendiente de Abraham, etc. No nos extraña, pues, que Jesús y sus apóstoles  apelaran continuamente a las profecías cumplidas para acuñar sus afirmaciones.
¿Por qué Dios se tomó todas estas molestias? Creo que El quería que Jesucristo tuviera todas las credenciales necesarias cuando vino al mundo. No obstante, lo más fascinante con respecto a Jesucristo es que El vino para transformar vidas. Sólo El probó que eran exactas las centenas de profecías del Antiguo Testamento que anunciaban su venida. Sólo El puede cumplir la mayor de todas las profecías para lso que le aceptan: la promesa de una vida nueva: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros... De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas".


              ¿ES QUE NO HAY OTRO CAMINO?

          
                          He aquí un problema que se desarrolló como resultado del pecado que entró en la humanidad. Dios, en eternidad pasada, decidió crear al hombre y a la mujer. Fundamentalmente creo que la Biblia indica que El creó al hombre y a la mujer con el propósito de compartir con ellos Su amor y gloria. Sin embargo, cuando Adán y Eva se rebelaron y siguieron su propia senda, el pecado se introdujo en la raza humana. En ese instante, los seres humanos se convirtieron en pecadores, separados de Dios. Esta fue la circunstancia crítica en que Dios se encontró. El creó al hombre y a al mujer para compartir Su gloria con ellos; sin embargom, ellos menospreciaron el consejo y el mandamiento divino, y escogieron pecar. Así que, El se acercó con ellos con Su amor para salvarlos. Por el hecho de que El no sólo es un Dios amoroso, sino que también es santo, justo y recto, Su misma naturaleza condena a cualquier pecador. La Biblia dice: "Porque la paga del pecado es muerte". De modo que podríamos decir que, Dios tenía un problema.
Dentro de la Trinidad- Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo- se tomó una decisión Jesús, Dios el Hijo, incorporaría a Sí mismo la naturaleza humana. Llegaría a ser el Dios Hombre. Esto se describe en Juan 1, donde dice que "El Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros" y en Filipenses 2, donde dice que Cristo Jesús se despojó a Sí mismo y se hizo semejante a los hombres. Jesús fue el Dios Hombre. Fue tan hombre como si nunca hubiera sido Dios, y tan Dios como si nunca hubiea sido hombre. Por decisión propia, vivió una vida sin pecado, en completa obediencia al Padre. La declaración bíblica dice: "La paga del pecado es muerte" no se le imputa a El, porque El no sólo fue un hombre finito, sino también un Dios infinito; tenía la infinita capacidad de tomar sobre Sí los pecados del mundo. Cuando Jesucristo fue curcificado hace casi dos mil años, el santo, justo y recto Dios derramío Su ira sobre Su Hijo. Cuando Jesús dijo: " Consumado es", el requerimiento de la justicia de Dios quedó totalmente satisfecho. Usted podría decir que en ese momento Dios quedó "libre" para tratar a la humanidad con amor, sin tener que destruir  al pecador, ya que por medio de la muerte de Jesús en la cruz, la justa naturaleza de Dios quedó satisfecha.
El perdón tiene siempre un precio. Supongamos que alguien te insulta delante de otras personas, y tú posteriormente le dices con cordialidad: "Te perdono". ¿Quién pega el precio del insulto? Tú lo pagas.
Esto es lo que Dios ha hecho. Dios dijo: "Te perdono". Pero estuvo dispuesto a pagar El mismo el precio de por medio de la cruz.


                      EL CAMBIO MI VIDA

                          
           Jesucristo vive. El hecho de que yo estoy vivo y esté haciendo las cosas que hago, es una evidencia de que Jesús resucitó de entre los muertos.
Aun más que eso, quería ser libre. Quería ser uno de los hombres más libres en todo el mundo. La libertad no significa para mí salir y hacer lo que me venga en gana. Cualquiera puede hacer eso, y muchas gente lo está haciendo. La libertad es "la capacidad de hacer lo que uno sabe que debe hacer". La mayoría de las personas saben lo que deben hacer, pero no tienen el poder para hacerlo: están esclavizados.
Así que empecé a buscar respuestas. Tal parece que casi todos practican alguna clase de religión, de modo que imitando esta actitud, me marché a una iglesia. Sin embargo, pensé que había encontrado la iglesia equivocada. Algunos de ustedes saben de qué estoy hablando:Me sentí por dentro peor de lo que me sentía por fuera. Iba a la iglesia por la mañana, por la tarde y por la noche. Siempre soy muy práctico, y cuando algo no funciona lo abandono. Así que abandoné la religión. Lo único que gané de la religión fue que una vez deposité en la ofrenda 25 centavos y tomé 35 de vuelta para un batido de leche. Eso es más o menos lo que muchas personas logran de la "religión".
El cristianismo no es una religión. La religión es el esfuerzo humano por abrirse camino hacia Dios mediante las buenas obras. El cristianismo es Dios buscando a los hombres y mujeres a través de Jesucristo ofreciéndoles una comunión con El mismo.
La noche que acepté al Señor, le pedí a Dios cuatro cosas para establecer una relación con el Resucitado, con el Cristo vivo, las cuales desde entonces han trasnformado mi  vida.
Primero dije: "Señor Jesús, te doy gracias porque moriste en la cruz por mi". En segundo lugar, le dije: "Te confieso todas las cosas que hay en mi vida que no te agradan y te pido que me perdones y purifiques" (La Biblia dice: "si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve seráqn emblanquecidos", Isaías 1:18). En tercer lugar, le dije: "Ahora mismo, de acuerdo a lo mejor manera que lo he entendido, te abro la puerta de mi corazón y de mi vida, y creo en ti como mi Salvador y Señor. Toma el control de mi vida. Cámbiame desde adentro . Hazme ser la clase de persona que era Tu intención cuando me creaste"; y lo último que dije en mi oración fue: "Gracias porque has entrado en mi vida, por medio de la fe". Esa era una fe una basada en la ignorancia, sino en las evidencias y en los hechos de la historia y la Palabra de Dios.
Puedo decirle una cosa: en un período de seis meses a un año y medio, descubrí que no había perdido la razón. Mi vida había sido transformada. Me hallaba en un debate con el jefe del departamento de historia en una universidad del medio- oeste norteamericano, y le dije que a mi vida había sido cambiada, y me interrumpió diciendo: "McDowell, ¿estás tratando de decirme que Dios realmente cambió tu vida en pleno siglo XX? ¿Cuáles áreas de tu vida?" Luego de explicarse por espacio de 45 minutos me dijo: "Está bien, es suficiente".
Uno de las áreas de las que le habé fue acerca de mi ansiedad. Siempre tenía que estar ocupado. Siempre tenía que estar en la casa de mi novia, o en algún otro lugar participando de una sesión de planificación. Caminaba por toda la universidad, y mi mente era como un torbellino de conflictos que rebotaba contra las paredes. Me sentaba, trataba de estudiar o meditar, y no podía. Sin embargo, unos pocos meses después que hice la decisión de recibir a Cristo, cierta paz mental se desarrolló. No se me malentienda. No estoy hablando de ausencia de conflictos. Lo que encontré en esta relación con Jesús no fue tanto la ausencia del conflicto, sino la capacidad para enfrentarlos. No cambiaría eso por nada de este mundo.
Otra de las áreas que empezó a cambiar fue mi mal carácter. Solía perder los estribos por el solo hecho de que alguno me mirara mal. Todavía tengo las cicatrices de una riña en la cual casi me maté a un hombre durante mi primer año en la universidad. Mi mal genio era una parte tan vital de mí que yo no trataba conscientemente de cambiarlo. ¡Llegué al extremo de perder mi compostura sólo para descubrir que ya no había enojo en mí! Sólo una vez en 14 años perdí los estribos; ¡y esta vez lo compensé con unos seis años de dominio propio!
Hay otra área de la cual no me siento orgulloso. Sin embargo, lo menciono, por la sencilla razón de que muchas personas necesitan ese cambio en sus vidas, y yo hallé la fuente de cambio: una comunión viva con el Cristo resucitado y viviente. Esa área es el odio. Yo sentía mucho odio. No era algo que se manifestaba externamente, pero había una fomra de fastidio interno en mi vida. Me sentía dsigustado con la gente, con las cosas, con los asuntos. Como muchas otras personas, me sentía inseguro. Cada vez que conocía a alguien que fuera diferente de mí, esa persona se convertiría en una amenaza para mí.
Además, había un hombre a quien yo odiaba más que a cualquier otra persona en el mundo: mi padre. Odiaba su terquedad. Para mí, él era el alcohólico del pueblo. Si usted es de una población pequeña, y uno de sus padres es alcohólico, sabe de qué le estoy hablando. Todos conocen la vida de los demás. Mis amigos llegaban a la escuela y hacían chistes diciendo que mi padre se hallaba en el centro del pueblo. Ellos no pensaban que eso me disgustaba y yo me comportaba como otras personas: me reía por fuera, pero permítame decirle que lloraba por dentro. Yo salía al establo y veía a mi madre golpeada tan salvajemente que no podía levantarse, tirada en el estiércol detrás de las vacas. Cuando los amigos llegaban a visitarnos, yo sacaba a mi padre, lo ataba en el establo y estacionaba el carro cerca del granero. Les decíamos a los amigos que él había tenido que ir a alguna parte. No creo que alguien hubiera podido odiar más a cualquiera de lo que yo odié a mi padre.
Después que tomé la decisión de recibir a Cristo, tal vez como cinco meses después, el amor de Dios por medio de Cristo entró en mi vida, y fue tan poderoso que sacó de allí el odio. Fui entonces capaz de mirar directamente a mi padre y decirle: "Papá, te amo". Se lo dije con toda sinceridad. Después de algunas de las cosas que yo había hecho, esto lo conmovió.
Cuando empecé a estudiar en una universidad privada, tuve un serio accidente de tránsito. Fui llevado a la casa con un aparato de tracción en el cuello. Nunca olvidaré el momento en que mi padre entró en mi habitación. Me preguntó: "Hijo, ¿cómo puedes tú amar a un padre como yo?"  y le dije, "Hace seis meses yo te despreciaba". Entonces le compartí mis conclusiones acerca de Jesús: "Papá, yo permití que Cristo entrara en mi vida. No puedo explicártelo completamente, pero como resultado de esa comunión le encontrado la capacidad para amarte y aceptarte, y no sólo a ti, sino  a otras personas tal como son.
Unos 45 minutos después, se produjo una de las más grandes emociones de mi vida. Una persona de mi propia familia, mi padre, que me conocía tan bien que yo no podía aparentar nada delante de él, me decía: "Hijo, si Dios puede hacer en mi vida lo que he visto que ha hecho en la tuya, entonces quiero darle la oportunidad". Allí mismo padre hizo oración junto conmigo y creyó en Cristo.
Generalmente, los cambios ocurren a medida que pasan los días, semanas, meses, y hasta años. Mi vida fue transformada en un tiempo de seis meses a un año y medio. La vida de mi padre fue cambiada ahí, ante mis propios ojos. Eso fue como si alguien hubiera bajado y hubiera encendido la luz. Nunca antes, ni después, he visto un cambio tan rápido. Después de eso, mi padre probó whisky solamente una vez. Sólo se lo acercó a los labios, y eso fue todo. He llegado a una conclusión: una relación personal con Jesucristo cambia las vidas.
Usted puede reírse del cristianismo, puede burlarse de él y ridiculizarlo. Sin embargo, la fe cristiana es eficaz. Transforma las vidas. Si usted confía en Cristo, comience a observar sus actitudes y acciones, pues Jesucristo está ocupado en cambiar vidas.
A pesar de todo, el cristianismo no es algo que se puede imponer por la fuerza a los demás. Usted tiene su vida, y yo tengo la mía. Lo único que tengo que hacer es compartirle lo que he aprendido. Después de eso, es usted quien debe decidir.
Tal vez la oración que yo pronuncié podría ayudarle:

"Señor Jesús, te necesito. Gracias por haber muerto en la cruz
por mi. Perdóname y límpiame. En este mismo instante confío en Ti
como Salvador y Señor. Hazme la clase de persona que Tú quieres que yo sea. En el nombre de Cristo. Amén"

                            

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